sábado, 9 de junio de 2012

Cuestión de confianza


Nadie quiere prestar dinero a España, y nos hace falta dinero con desesperación. Lo que está en estos momentos en el aire es si España será intervenida, siendo Europa quien dicte la política económica, es decir quien intensifique los recortes. Para muchos seria un desastre, sobre todo para el PP, que vería peligrar el inmenso poder institucional acumulado. No tengo criterio propio para opinar, así que aceptaré lo que dicen aquellos en los que confío.

No me inspiran confianza nuestras instituciones. Para no hablar de la familia real, podemos hablar de la justicia, capaz de expulsar a Garzón, pero incapaz de simplemente investigar si el presidente del tribunal supremo pagaba sus lujos particulares a costa el dinero publico. Para mas dolor una justicia que permite tanta demora en sus procedimientos es simplemente una justicia inútil.

No me inspiran confianza nuestros empresarios, obsesionados con aumentar sus ingresos, ajenos a las calidad de vida de sus trabajadores. De la banca mejor no hablamos, buitres insaciables para obtener beneficios y sobresueldos para sus directivos, y cuando hay perdidas se las endosan al erario publico, es decir al resto de los españoles.

No me inspiran confianza los partidos políticos, dominados por mal hablados, agencias de empleo de los suyos, encubridores de la corrupción que ha asolado España, expertos en la mentira como procedimiento habitual, y probablemente también poco patriotas, mas atentos a su interés que a los de la mayoría, y como muestra el deseo de Montoro de que se hundiera España para él y los suyos hacerse dueño de los despojos. Hablando de partidos políticos y de ideologías es sintomático que sí la causa de la crisis del país es una crisis de planteamientos éticos, de moralidad publica, pues van los socialistas de Málaga y se enrocan en su vicioso clientelismo.

No me inspira confianza el gobierno, y eso que me gustaría que todo le saliera bien. Se les ve desconcertados, sin programa, improvisando, muy a lo Zapatero. Además dudo que todo su esfuerzo sea honesto, por el bien de todos, dado que una potente extrema derecha esta inmersa en el aparato del PP, intentando aprovechar la crisis para cocinar sus recetas más ultramontanas.

No me inspiran confianza muchos aspectos de la sociedad española. Demasiada gente ensucia las calles, y sí paga impuesto o cumple con las normas de trafico es por temor a la multa, que no por convicción sentida de lo correcto. La economía sumergida es tremenda, y aun no me creo que hubiera en España un 9% de parados cuando acudían millones de emigrantes a ocupar puestos de trabajo que nadie quería.

No me fío de Alemania, pero es que Alemania no se fía de nosotros. Nada. Le estamos pidiendo que nos regale mas dinero, y ellos, su opinión publica, dicen que nanay de la china. Cuestión de confianza.
No me inspiran confianza los movimientos populistas, tipo Argentina, desastre de país que prepara concienzudamente su enésima crisis. Tampoco los colectivistas, y es que conocí la URSS y conozco Cuba: miseria.

No me esta inspirando confianza Europa, a pesar de que lo que siempre quisimos ser es ser europeos, y es lo que podemos dejar de ser si nos hundimos en la crisis. Otra vez África empezando en los Pirineos.
Me hubiera dado confianza una Europa no centrada en los intereses de los potentados y los prestamistas, sino en las preocupaciones de la gente común. Me hubiera dado confianza un acuerdo entre PSOE y PP para salir de la crisis, sin extras añadidos. Me hubiera dado confianza un acuerdo en Europa y España, por el que nosotros nos comprometiéramos a una a ser un país con gestión pública y empresarial razonable y honesta, y ellos nos ayudarían en la financiación de la deuda y en estimular la economía.

Deshojada la margarita verán que me he quedado sin opciones para confiar, en nada ni nadie. ¡No, esperen, me queda por deshojar una hoja de la margarita¡. La hoja se llama Hollande: ¿confío o no confío?.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 9.6.2012

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