domingo, 19 de febrero de 2012

El PSOE andaluz

Este texto que están leyendo es la segunda versión del articulo. La primer versión, la que borré, fue escrita en un momento de sumo enfado, como intentaré explicar.

El PSOE ha sufrido severas derrotas en las urnas a manos del enemigo ahora victorioso, el PP. Solo le queda un reducto de poder, Andalucía, y a juzgar por las encuestas puede perder este bastión en las próximas elecciones. Muchas ciudades ha sido sitiadas como conocemos por la historia, y solo nos conmueven el relato de las que se defendieron tenazmente del invasor, por supuesto todos unidos. A veces perdieron, como le pasó a Numancia a manos de los romanos, pero a veces ganaron, como le ocurrió a Leningrado ante el asedio nazi, y en cualquier caso los supervivientes, cuando los hubo, pudieron mostrar su orgullo por haber cumplido con su deber en las circunstancias mas difíciles de poder imaginar.

Ante las próximas elecciones autonómicas, vitales para el PSOE, parecería que se impondría la unidad, a la manera que hicieron las ciudades heroicas sitiadas ya mencionadas. Y además de unidad se impondría el sentido común, realizando el PSOE sus listas electorales con los mejores, incluyendo incluso personas con relevancia social, e incluyendo representantes de las distintas tendencias dentro del partido. Pero en el PSOE andaluz han inventado una nueva estrategia, declarar la guerra civil días antes de la defensa en urnas del bastión amenazado. Algunos dan por segura la derrota, y ya no les preocupa empeorar el resultado, y están a lo que no se debe estar, a salvarse quien pueda, siendo el codiciado objeto del deseo lo poco que va a quedar con sueldo asegurado, un puesto en el Parlamento de Andalucía. En Málaga la corriente critica socialista aglutina –ahora- un tercio del partido, porcentaje mas que meritorio teniendo en cuenta que no están en disposición de ofrecer puestos de trabajo, pero los por ahora mayoritarios han decidido excluirlos, por mas que el concurso de algunos críticos, como el de su líder Josele Aguilar, era en este momento mas que necesario para aumentar el optimismo de las alicaídas huestes socialista. En Sevilla el secretario general, Viera, ha dimitido creando una seria crisis, denunciando en su despedida el súbito cambio de lealtades de origen económico: sumisión a quien proporciona el plato de lentejas.

Antes esta grosera incitación a la guerra civil en el PSOE mi primera reacción fue alistarme en el bando de mi confianza, pero he recapacitado, y asumo con todas las consecuencias las palabras del “derrotado” Josele: las listas que salgan son nuestras listas y hay que defenderlas.

Los trabajadores y los progresistas están en estos momentos acojonados, paso previo a la indignación constructiva o al desanimo del derrotado. El rodillo del PP es espectacular, mas impuestos, mas paro, poda de los servicios públicos y del Estado de Bienestar, reforma laboral que consuma la derrota de los trabajadores a manos de los empresarios, pleitesía a los intereses políticos, mediáticos, religiosos y corporativos mas reaccionarios, y todo ello aliñado con una mentira tras otras y sin un proyecto global mínimamente elaborado que ofrecer a una ciudadanía confusa. Al menos Margaret Thatcher tenia un proyecto heredado de Churchill, era un cisne o un diablo –según opiniones- cantor, no mudo como Rajoy.

Cospedal dice que el PP es el partido de los trabajadores. Le acepto que me suba los impuestos, pues esta en su derecho, pero no le acepto que me tome por tonto. El PP es el partido de los empresarios y del dinero. Los trabajadores -y los progresistas- requieren un partido propio que defienda sus intereses, y si puede ser que gobierne. Ese partido es a mi entender el PSOE y procede cerrar filas para no perder las elecciones autonómicas. Es importante no perder a manos del PP todo lo conseguido en cuestión de derechos civiles y laborales, ni en la construcción del Estado de Bienestar. Esto es mas importante que las miserias o las insidias en algunos socialistas, o incluso de la torpeza del aparato. En este momento procede cerrar filas sin mas, incluso tragándonos los sapos, sean del tamaño que sean. Tras las elecciones sí que habrá que hablar clarito, y si alguien merece que se le caiga la cara de vergüenza, que se le caiga.

En este momento las luchas intestinas en el seno del PSOE son una traición a muchas personas que han luchado duramente por una sociedad mas justa, ahora amenazada por la derecha al servicio del capital. Ni ellos ni nosotros ni nuestros hijos se merecen tal traición. Espero que Rubalcaba y Griñan estén a la altura de las circunstancias, como yo también procuro con esta negativa rotunda en participar en ninguna guerra civil dentro del PSOE. Me rindo hasta el 26 de marzo.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 18.2.2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario