domingo, 26 de febrero de 2012

Reforma laboral

Siempre me ha impresionado cuando he viajado a un país no desarrollado el alto valor de nuestra moneda, por supuesto fuera de los circuitos mas turísticos. Por poco dinero obtenías lo que a un nativo le suponía muchos días de trabajo, si lo tenía. Evidentemente el secreto está en la productividad, alta en el mundo desarrollado, baja en los países pobres. Esta baja productividad explica que los pollos que los turistas comen en Cuba son comprados en Canadá, mucho más baratos que los criados en la isla, o que con la pensión media de un español se puede vivir como rico en cualquiera de esos países.

Pero el mundo ha cambiado con la globalización. Los países pobres están produciendo bienes y servicios más baratos que lo hacemos nosotros, y somos nosotros los que corremos peligro de terminar siendo los pobres del futuro. Este es el gran problema subyacente en la actual crisis, y de su resolución depende nuestro provenir.

Si fuéramos un país cohesionado habríamos llegado a un pacto por la productividad y la competitividad. Los trabajadores habrían aceptado una disposición plena al esfuerzo laboral, unas retribuciones acordes a los beneficios, una transitoria congelación salarial y un aumento de la flexibilidad en beneficio de las necesidades de la empresa. Los empresarios habrían aceptado implicarse en el esfuerzo de aumentar la productividad (inversión, innovación, organización) y se habrían comprometido con códigos de responsabilidad social y transparencia en las empresas.

Cuando el gobierno de Zapatero estuvo a punto de firmarse un acuerdo social amplio entre trabajadores y empresarios, pero finalmente fue vetado por los sectores más duros de la patronal, pues daban por seguro el triunfo aplastante del PP y preferían esperar a que gobernara su partido. El PP ya en el gobierno simplemente ha copiado las propuestas más radicales de la CEOE, y a eso le ha llamado reforma laboral.

La reforma laboral se resume en tres palabras: “sálvese quien pueda”. Los empresarios, cortos de vista como es histórico en España, se han quedado muy contentos, pensando que con más de cinco millones de parados tiene vía libre para hacer caja. No se enteran que la productividad no se aumenta con salarios basura y precariedad laboral, que eso solo funciona en las dictaduras, y que cuanto más puteado esté el trabajador peor será la calidad de los bienes y servicios que produce y en esas condiciones el país no funcionará.

Rota la cohesión social con la torpe imposición de reforma sin acuerdo entre las partes pronto veremos los efectos del sálvese quien pueda. Habrá huelgas insolidarias de trabajadores que tiene la sartén por el mango (aeropuertos, RENFE, metro, limpieza de basura, y ya veremos si por primera vez sanitarios), pues ellos que pueden intentarán salvarse. Y las huelgas más razonables se radicalizaran, pues las injusticias siempre radicalizan. Y todo para nada, al final el sentido común se impondrá en Europa y se llegará a un acuerdo de un modelo productivo razonable, según la tradición europea de pacto entre las partes y no someterse a las imposiciones disparatadas del gran capital.

Rajoy ha “invitado” a los sindicatos a una huelga general descafeinada, como la última, pero estos no han entrado en el juego. No quieren jugar pues esta vez el problema es serio, y saben que no pueden jugar, que si no están a la altura de las circunstancias simplemente los trabajadores pasarán de los sindicatos juguetones y dirigirán al margen de CCOO y UGT la confrontación social. Para mayor torpeza el PP intenta desprestigiar a estos sindicatos, cuando son los únicos que pueden mantener la cohesión social si logran acuerdos razonables. EL PP juega con fuego usando la fraseología antisindical de la caverna, pero esas tontadas no valen en el mundo laboral, que aquí no hay pamplinas cuando ocurre la confrontación, que los trabajadores en lucha no son los angelitos del 15-M. La próxima huelga general será muy dura.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 25.2.2012

domingo, 19 de febrero de 2012

El PSOE andaluz

Este texto que están leyendo es la segunda versión del articulo. La primer versión, la que borré, fue escrita en un momento de sumo enfado, como intentaré explicar.

El PSOE ha sufrido severas derrotas en las urnas a manos del enemigo ahora victorioso, el PP. Solo le queda un reducto de poder, Andalucía, y a juzgar por las encuestas puede perder este bastión en las próximas elecciones. Muchas ciudades ha sido sitiadas como conocemos por la historia, y solo nos conmueven el relato de las que se defendieron tenazmente del invasor, por supuesto todos unidos. A veces perdieron, como le pasó a Numancia a manos de los romanos, pero a veces ganaron, como le ocurrió a Leningrado ante el asedio nazi, y en cualquier caso los supervivientes, cuando los hubo, pudieron mostrar su orgullo por haber cumplido con su deber en las circunstancias mas difíciles de poder imaginar.

Ante las próximas elecciones autonómicas, vitales para el PSOE, parecería que se impondría la unidad, a la manera que hicieron las ciudades heroicas sitiadas ya mencionadas. Y además de unidad se impondría el sentido común, realizando el PSOE sus listas electorales con los mejores, incluyendo incluso personas con relevancia social, e incluyendo representantes de las distintas tendencias dentro del partido. Pero en el PSOE andaluz han inventado una nueva estrategia, declarar la guerra civil días antes de la defensa en urnas del bastión amenazado. Algunos dan por segura la derrota, y ya no les preocupa empeorar el resultado, y están a lo que no se debe estar, a salvarse quien pueda, siendo el codiciado objeto del deseo lo poco que va a quedar con sueldo asegurado, un puesto en el Parlamento de Andalucía. En Málaga la corriente critica socialista aglutina –ahora- un tercio del partido, porcentaje mas que meritorio teniendo en cuenta que no están en disposición de ofrecer puestos de trabajo, pero los por ahora mayoritarios han decidido excluirlos, por mas que el concurso de algunos críticos, como el de su líder Josele Aguilar, era en este momento mas que necesario para aumentar el optimismo de las alicaídas huestes socialista. En Sevilla el secretario general, Viera, ha dimitido creando una seria crisis, denunciando en su despedida el súbito cambio de lealtades de origen económico: sumisión a quien proporciona el plato de lentejas.

Antes esta grosera incitación a la guerra civil en el PSOE mi primera reacción fue alistarme en el bando de mi confianza, pero he recapacitado, y asumo con todas las consecuencias las palabras del “derrotado” Josele: las listas que salgan son nuestras listas y hay que defenderlas.

Los trabajadores y los progresistas están en estos momentos acojonados, paso previo a la indignación constructiva o al desanimo del derrotado. El rodillo del PP es espectacular, mas impuestos, mas paro, poda de los servicios públicos y del Estado de Bienestar, reforma laboral que consuma la derrota de los trabajadores a manos de los empresarios, pleitesía a los intereses políticos, mediáticos, religiosos y corporativos mas reaccionarios, y todo ello aliñado con una mentira tras otras y sin un proyecto global mínimamente elaborado que ofrecer a una ciudadanía confusa. Al menos Margaret Thatcher tenia un proyecto heredado de Churchill, era un cisne o un diablo –según opiniones- cantor, no mudo como Rajoy.

Cospedal dice que el PP es el partido de los trabajadores. Le acepto que me suba los impuestos, pues esta en su derecho, pero no le acepto que me tome por tonto. El PP es el partido de los empresarios y del dinero. Los trabajadores -y los progresistas- requieren un partido propio que defienda sus intereses, y si puede ser que gobierne. Ese partido es a mi entender el PSOE y procede cerrar filas para no perder las elecciones autonómicas. Es importante no perder a manos del PP todo lo conseguido en cuestión de derechos civiles y laborales, ni en la construcción del Estado de Bienestar. Esto es mas importante que las miserias o las insidias en algunos socialistas, o incluso de la torpeza del aparato. En este momento procede cerrar filas sin mas, incluso tragándonos los sapos, sean del tamaño que sean. Tras las elecciones sí que habrá que hablar clarito, y si alguien merece que se le caiga la cara de vergüenza, que se le caiga.

En este momento las luchas intestinas en el seno del PSOE son una traición a muchas personas que han luchado duramente por una sociedad mas justa, ahora amenazada por la derecha al servicio del capital. Ni ellos ni nosotros ni nuestros hijos se merecen tal traición. Espero que Rubalcaba y Griñan estén a la altura de las circunstancias, como yo también procuro con esta negativa rotunda en participar en ninguna guerra civil dentro del PSOE. Me rindo hasta el 26 de marzo.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 18.2.2012

sábado, 11 de febrero de 2012

La alegre juventud

La mejor manera de no hacerse viejo y gruñón es rodearse de jóvenes, que siempre aportan frescura y vitalidad. Pero todo tiene un pero, y lo más negativo de algunos jóvenes, sobre todo adolescentes, es cuando sin conocimientos ni experiencias súbitamente se sienten depositarios de cualquier verdad y tercamente mantiene sus convicciones independiente de cualquier raciocinio. A esta anomalía juvenil no hay que darle mayor importancia pues se cura en pocos años.

Ante un PSOE en momentos muy bajos el 38 Congreso del partido socialista, celebrado en Sevilla el pasado fin de semana, despertó una inusitada expectación, diría de propios y extraños. Estaba convencido de que ganaría el congreso Carme Chacón, quien mejor representaba la frescura y vitalidad que requiere un cuerpo alicaído, pero para mi alegría finalmente ganó Rubalcaba.

Zapatero también era joven cuando tomó el mando del PSOE, y como joven tuvo lo mejor y lo peor. Lo mejor fueron sus valientes propuestas a favor de las libertades civiles, y su inequívoco espíritu socialdemócrata. Lo peor fue la inexperiencia y la terquedad de adolescente que resultarían desastrosos cuando tuvo que enfrentarse a la crisis económica. Zapatero maduró a adulto, casi a viejo, súbitamente un fin de semana de mayo del 2010, desgraciadamente para novicio con Merkel como mentora, y sobre este otro Zapatero la historia juzgará, adelantando por mi parte mi reconocimiento a su sacrificio personal por el bien común.

Carme Chacón era la actualizada versión de Zapatero, decisión y juventud, cambio y vitalidad, sangre fresca para revitalizar a un anémico PSOE. No es de extrañar que muchos militantes del PSOE se alinearan esperanzados con la candidata, e incluso Griñán –inexperto en el politiqueo- dicen que se dejó seducir por los cantos de sirena que le aseguraron que era el fresco empuje de Chacón lo que podría salvar las elecciones a la Junta de Andalucía.

Un problema para Chacón fue que a aguas revueltas se le acercaron demasiados pescadores a la búsqueda de ganancias. No podían prestigiar su candidatura el apoyo de dirigentes locales (prefiero no dar nombres), sin oficio ni beneficio conocido, salvo vivir de la política, tan expertos en el arte de la impostura como para aplaudir frenéticamente a la candidata cuando hablaba de potenciar la democracia interna y participación en el PSOE. Textual, como lo leen.

El discurso de Chacón fue en las formas un desastre, para mi gusto. Hizo un mitin a base de gritos, y continuas repeticiones de la ultima frase para incitar el aplauso continuo. El problema es que la audiencia no era la de entregados hooligans que van solo a cargarse de adrenalina oyendo lo que quieren oír, sino todo lo contrario, la audiencia era ni mas ni menos que el aparato del partido, la crema de la crema, que se concentraba para un tema tan serio como es decidir el futuro de la socialdemocracia en España.

El fondo, el discurso en sí, fue muy bueno, demasiado bueno para ser creíble, demasiadas verdades y detalles, y me sonaron a esas verdades de adolescentes que ya cité. No niego que para enfrentarse al omnipresente PP pueda parecer conveniente una enmienda a la totalidad, o al menos es lo que mas ánimos da al militante, pero no creo que funcione el invento. La situación de España es muy mala, recordemos el paro y la recesión, y todo puede empeorar si se lía la gorda en Siria e Irán. En esta coyuntura incierta, y quizás grave, me inspira más confianza la experiencia y solvencia de Rubalcaba, su llamada a una oposición útil, colaborando en lo necesario, beligerante para que la derecha no traspase líneas rojas. Ahora se abre un periodo para saber hacer oposición, y para librar el PSOE de los vicios adquiridos. Dentro de 2-3 años es cuando procede concretar los programas y los candidatos a elecciones. En este tiempo pueden haber cambiado muchas cosas, en el PSOE y en España, a bien o mal, ya veremos y ya decidiremos.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 11.2.2012

jueves, 9 de febrero de 2012

Ser de izquierdas

Cuando Nietzsche dijo “Dios ha muerto”, en realidad quiso decir que había nacido el hombre, dueño de su destino, sin ataduras impuestas. A inicios del siglo XXI “Dios” pretende resucitar con otro nombre, ahora se llama Dinero, y es el hombre el que puede morir. Si el dinero termina imponiéndose como el nuevo becerro de oro, simplemente tendremos una sociedad como la que conocieron nuestros antepasados, en la que unos pocos serán muy ricos, muchos serán pobres (espero que al menos subsidiados) y habrá un estrato intermedio al servicio de los primeros, haciéndoles la pelota para poder estar donde están, al que quizás se seguirá llamando clase media.

El dinero sin regular jugó al casino financiero creando la actual crisis económica que, solo en España, ha amargado la vida de millones de personas. Y es ahora en plena crisis cuando el dinero puede chantajear sin escrúpulos, pues sabe que tiene todo el poder. El dinero solo pretende generar mas dinero, está en sus genes esta característica, y ante una España vencida, envejecida, ineficiente, dividida entre facciones políticas irreconciliables y profundamente desorientada, aplica lo que sus genes dictan: hay que obtener más dinero. Eso implica que hay que eliminar los derechos de los trabajadores, cosa sencilla cuando hay mas de 5 millones de parados, carne de cañón para la precariedad y los salarios basura. También implica limitar el estado de bienestar y otros mecanismos de reparto de beneficios que dificultan la acumulación de capital por el nuevo amo del mundo.

Ser de izquierdas es desear una vida digna para todos, y organizarse y luchar por conseguirlo. Como diría Rajoy, ser de izquierdas significa luchar por una sociedad donde cada recién nacido tenga un futuro predecible, “como Dios manda”, independiente de la alcurnia de su cuna, raza, país, inteligencia o minusvalía. Que tenga una infancia feliz, bien alimentado, sano, con una educación de calidad, que ya de adulto tenga acceso a un trabajo digno, a una vivienda, a crear una familia, que pueda disfrutar de la cultura, de un entorno sostenible y humano, protegido ante incontinencias desagradables como la enfermedad y el paro, y una vez jubilado disponga de su tiempo en un mundo amable y de los cuidados que pueda merecer su declive físico. Dependiendo de sus capacidades y esfuerzos unos tendrán más y otros menos, pero nadie tendrá menos de lo necesario para una vida digna. Ese es el modelo de izquierdas, nunca conseguido, pero en el que antes de la crisis se estaba avanzando.

La crisis y el chantaje posterior a la crisis ha dejado a la izquierda profundamente desorientada y dividida, no sabiendo lo que hacer, y en eso la derecha ha copado prácticamente todo el poder en España. No quiero ser injusto con el votante del PP, que probablemente desea un mundo tan feliz como propugna la izquierda, y que incluso cree que solo se conseguirá gobernando los suyos, pero es evidente que quien tiene el poder, el Dinero, no se anda con tonterías, y sabe que unos les serán más útiles que otros, aunque solo sea para engañar a todos.

Si la izquierda sigue sin saber qué hacer hará lo que se hace es estos casos, actuar a la defensiva, estupenda estrategia para contemplar cómo se pierde una batalla tras otra, un derecho tras otro, con alguna contención puntual al tsunami a base del sobresfuerzo de movilizaciones en la calle.

Si no queremos ser esclavos del dinero, sino mantener el objetivo de un hombre digno en una sociedad digna, la izquierda solo tiene un camino, y es pasar a la ofensiva, y para ello lo primero que tiene que hacer es aclarar sus ideas. Algunas sugerencias:

-En este mundo globalizado y competitivo no vamos ser prósperos por ser guapos. O cuidamos la economía o nos hundimos. Tenemos que aumentar la productividad a base de innovación y excelencia, o nos veremos obligados a hacerlo al estilo chino, a base de jornadas laborales interminables. Tampoco se debe gastar lo que no se tiene.

-Los servicios públicos tiene que ser necesarios y eficientes, ofreciendo la mejor calidad al menor coste posible. El objetivo de estos servicios es el beneficio de los ciudadanos, no los intereses corporativos de nadie.

-La sociedad tiene que ser culta, informada, madura y responsable, si de verdad se pretende que sea la sociedad y no el dinero el motor del cambio. La educación es el principal arma. Los parásitos sociales, los aprovechados, los derrochadores, y por supuesto los corruptos deben ser reprobados.

-Se requiere un partido de izquierdas con capacidad para hacer oposición y para gobernar. Hablo del PSOE. Este partido, democrático y plural, tiene que ser como la sociedad que pretende representar, y debe de estar donde esta la gente y debe incluir en sus programas los deseos y las necesidades de la gente. Si no sabemos combinar la ideología con la realidad tenemos un problema.

-Todos los militantes de izquierdas deben ser moralmente intachables, ideológicamente bien formados, y técnicamente preparados si tienen que gestionar asuntos públicos, como en su momento diseñó Pablo Iglesias el PSOE.

Damián Zamorano Vázquez. Médico
Publicado en Diario Sur Malaga (Tribuna de opinion)
9.2.2012

sábado, 4 de febrero de 2012

PSOE de Estepona

Donde hay injusticia siempre habrá movimientos que se opongan a ella. El ejemplo histórico más conocido ocurrió durante el imperio romano. Se creó una sociedad próspera y bien organizada, pero basada en la desigualdad más absoluta, siendo los extremos el terrateniente opulento y licencioso, y el esclavo dueño de nada, ni siquiera de sí mismo. En este contexto surgió a través de la figura de Jesucristo una contestación revolucionaria a la injusticia: todos los seres humanos son iguales y todos merecen la felicidad. Este movimiento igualitario duró lo que tardaron los poderosos en prostituirlo, terminando la Iglesia al servicio de los poderosos por los siglos de los siglos, amén. Hoy del cristianismo queda de positivo su mensaje ético, y de respetable la fe de los creyentes, pero si el objetivo es buscar una sociedad justa, mejor huir del poder del Vaticano y sus lujosas sucursales.

Con la revolución industrial la pobreza secular del campesino cambió de escenario y se trasladó a los inmundos suburbios de la ciudades industriales, donde masas de desheredados eran a la vez explotadas y alcoholizadas. En este contexto de acumulación de infortunados pudo surgir un sentimiento colectivo de rabia y rebeldía, pudo elaborarse un marco teórico que explicara por qué la sociedad era injusta, y finalmente pudieron forjarse las organizaciones de clase diseñadas para cambiar la sociedad: había nacido la izquierda política.

El 1879 Pablo Iglesias y otros lúcidos luchadores fundaron el PSOE, partido marxista y revolucionario en sus orígenes, como correspondía ante un poder profundamente reaccionario y explotador. El objetivo del PSOE era –y es- cambiar la sociedad para que todas las personas puedan llevar una vida digna y feliz. Como partido político el PSOE aspiraba al poder, pero Pablo Iglesias en lo que más insistió fue en la formación del militante socialista como persona moralmente intachable y preparado para asumir las responsabilidades de poder cuando correspondiera. Ser militante del PSOE era -¿y es?- un largo aprendizaje de ética y responsabilidad.

El PSOE fue destrozado en la guerra civil española, pero resurgió en la transición como partido moderado no marxista, como partido socialdemócrata a la imagen de sus partidos hermanos de la exitosa Europa. La increíble transformación de España tras la reinstauración democrática es obra de todos los españoles, pero el mando de la nave ha correspondido al PSOE, siendo Felipe González su primer timonel.

La actual crisis económica se inició con una estafa financiera, pero en la actualidad es algo mucho más serio. Está en juego el futuro, con dos posibilidades: que triunfe el poder del dinero, y se termine en una sociedad con profundas desigualdades, o bien que triunfe el poder de la sociedad y pueda conseguirse un futuro en el que la riqueza no solo se genere sino que también se reparta de forma justa.

El PSOE ha perdido las elecciones (incluso los parados han votado mayoritariamente al PP). El objetivo del PSOE está muy claro, volver a recuperar la confianza del ciudadano progresista, también del de la clase media, y eso requiere -sin perder los principios- adaptar el discurso a las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

El PSOE no es patrimonio de nadie, es de todos los progresistas, de absolutamente todos. También en Estepona. Mi propuesta es muy simple, dejar pasar el tiempo hasta las elecciones autonómicas de marzo, en la que el PSOE se juega mucho, y desde ese mismo día refundar el PSOE de Estepona. Refundar no es escoger entre los menos malos de los distintos bandos, es empezar de cero.

Pudiera ser que el PSOE provincial persistiera en su suicida actitud del mantener al grupúsculo local que actualmente usurpa las siglas del PSOE en Estepona. En ese caso no pasa nada, es cuestión de mantener el proyecto de crear un colectivo progresista basado en la cercanía con los ciudadanos, que son quienes finalmente otorgan la legitimidad.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Informaciòn. 4.2.2012