lunes, 5 de septiembre de 2011

Expertos en deudas

Ganar las elecciones del próximo 20-N se me antoja tarea imposible, pero el PSOE debe hacer todos los esfuerzos posibles para limitar los daños, quedando como fuerza numerosa y coherente en la oposición que evite un rodillo inmisericorde del PP cuando gobierne. Es de sentido común.

En este contexto, la iniciativa de Zapatero de reformar de forma urgente la Constitución, para evitar por imperativo legal el endeudamiento del Estado, es lo más parecido del mundo al suicidio electoral. Esta medida está siendo ampliamente rechazada por la izquierda (máxime cuando se propone aprobar a golpe de parlamentarios, que no de referéndum) al considerarla una medida neoliberal, que subordina una vez más el poder político al financiero, y que sin duda dañará las prestaciones sociales y el estado de Bienestar.

Menos se entiende la urgencia de la aprobación de la reforma, que se prevé sea efectiva no en un plazo medio, sino dentro de unos años. El PSOE ha perdido fundamentalmente el apoyo de la gente normalita de la calle que se siente de izquierdas, o al menos teme al PP, muchos en paro o en trabajos precarios, ellos o sus amigos o familiares. La estrategia electoral de Rubalcaba está diseñándose para atraer de nuevo al voto socialista a estas personas. La reforma exprés de la Constitución es un misil en la línea de flotación de las iniciativas de Rubalcaba.

Pero esto lo saben mejor que yo los dirigentes del PSOE. Saben que es absurdo proponer esta media impopular para la izquierda a pocos meses de las elecciones generales. Saben que deberían haber dejado al iniciativa al próximo gobierno. ¿Por qué pues tanta premura del PSOE en realizar algo dañino para el PSOE? Evidentemente la clave está en un otoño que se prevé muy difícil por el asedio de los mercados financieros a la adeudada y poco competitiva España. Esta medida debe haber sido una de las imposiciones de Alemania y Francia para apoyarnos cuando arrecien las turbulencias. Le han dicho a Zapatero y Rubalcaba: ahí tenéis las lentejas, y se las han tenido que comer porque no podían dejarlas, aun sabiendo que se indigestarían.

He de confesar que no tengo elementos de juicio para opinar sobre si es bueno o malo limitar por la vía constitucional el endeudamiento del Estado. En cualquier caso se me antoja demagógica la presunción de que se dañará el Estado de Bienestar. No hay mayor daño a las prestaciones sociales que un país empobrecido, y no son precisamente las deudas sin fin lo que definen un país prospero. Pero por otra lado el endeudamiento en momentos difíciles para propiciar medidas gubernamentales anticrisis entra dentro de la ortodoxia económica, al menos de la keynesiana.

A falta de mejores elementos de juicio acudiré para mi ilustración a analizar un trozo del Estado Español experto en deudas. Hablo del Ayuntamiento Estepona.

Hay gastos municipales imprescindibles, que deben ser cubiertos por unos ingresos basados en impuesto razonables, que no en la extorsión al ciudadano o al empresario. Hablo de seguridad, limpieza, ordenación urbanística y un largo etcétera de obligaciones municipales ineludibles. No debería recurrirse a deudas para estos gastos corrientes. Otra serie de gastos son convenientes, pero ajustados a las posibilidades, por ejemplo en inversiones con rentabilidad futura, cultura, o mejorar las prestaciones sociales de los vecinos. Pero hay gastos que nunca deberían realizarse, ni aun en bonanza económica, como dotarse una plantilla municipal mas allá de las necesidades y los presupuestos, o de mantener servicios absolutamente innecesarios, como …

No es ético, tampoco para la izquierda, malgastar el dinero publico, y menos ético aun es dejar a nuestros hijos deudas como la del calibre del Ayuntamiento de Estepona.

Ojala hace años se hubiera impedido por ley el adeudamiento del Ayuntamiento de Estepona, ya que ahora todas la soluciones son malas y, además, arreglar el estropicio creado será lento y doloroso.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 3.9.2011

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