viernes, 21 de enero de 2011

Políticos. ¿No, gracias?

Lo queramos o no necesitamos personas que administren nuestros intereses comunes. Dicho de otro modo, tenemos que aceptar que existan los políticos. Probablemente la solución anarquista es mejor, la autogestión grupal, pero por desgracia esta forma de gestionar la sociedad directamente por los implicados, sin intermediarios poderosos, solo sea aplicable en dosis ajustadas y en sociedades maduras, pues en otras circunstancias solo engendraría caos.

Hace tiempo oí a Alberto Ruiz Gallardón decir que estaba orgulloso de ser político, y puso un ejemplo, gracias a tal actividad conseguía que en un solar baldío se pudiera construir un hospital: de la nada surgía algo necesario para la sociedad. Me gustó su exposición, lo decía con convicción y me cae bien el alcalde de Madrid, más que nada porque es educado, y eso es importante en este mundo de carroñeros. Pero, estropeando el ejemplo, también son políticos los que no construyen un hospital necesario disponiendo del solar, caso de Estepona, o quienes lo construyen despilfarrando el dinero público en proyectos demagógicos y caros, o directamente los que se enriquecen desde la nada mientras dicen hacer política.

El problema es pues, mientras tengamos que convivir con los políticos, cómo diferenciar lo buenos de los malos. Antes no existía ese problema pues el dictador o cacique de turno decidía por nosotros. Pero desde la democracia tenemos la infinita suerte, y por tanto la infinita responsabilidad, de elegir a los mejores políticos de entre todos ellos.

Nuestro actual alcalde de Estepona, David Valadez, no fue elegido por el pueblo. Estaba de segundón en las listas del PSOE, en el cupo reservado para los disidentes. Cualquier persona decente –existen políticos con vergüenza- no hubiera aceptado la alcaldía obtenida por carambola tras Astapa, por eliminación aun no juzgada de los cabezas de lista. Pero su ambición personal, y un torpe cálculo electoral del PSOE, le llevó a la alcaldía. La consecuencia fue un desastre: tres años perdidos para Estepona, y precisamente en plena crisis, acumulando deudas y errores de gestión, todo ello a pagar por todos a escote en un futuro.

Valadez es un mal gestor, como muchos otros políticos, pero atesora defectos aun más graves: es un mentiroso compulsivo y es vengativo con quienes no le aplauden. En definitiva, es una mala persona. Ahora pretende lavar su imagen, con foto electoral realizada en Madrid, emulando a un galán de Hollywood, y dejando que las maniobras y palabras sucias las realice un propio contratado para tal menester, Fernando Centeno. Nunca un gañan fue tan fiel reflejo de su empleador.

La cuestión es que en mayo hay elecciones municipales, y a partir de ese momento no cabe seguir lamentándose. La ciudadanía tiene en su mano elegir a los mejores políticos disponibles y, dada la lamentable situación de Estepona, más le vale no equivocarse.

Una noche cené con el candidato del PP, José María García Urbano. Me dio su garantía personal de que actuaría con honradez, sentido común y eficacia, todo por el bien de Estepona. Confío plenamente en su promesa, y por tanto cuenta con mi apoyo, independientemente de que algunas de sus propuestas no las vea muy claras.

Pero puestos a escoger, me gustaría apoyar a un partido de izquierdas moderado, por supuesto no al PSOE usurpado por Valadez. Me temo que esta opción es inviable, y sólo cabe esperar los movimientos de antiguos militantes socialistas, y juzgar -si toman algún protagonismo- si su opción es aceptable.

Pero esto son elucubraciones mías. Nada importantes. Lo crucial es que los votantes de Estepona sepan que en las próximas elecciones municipales deciden el futuro del pueblo y hay dos opciones, mantener la mierda actual al servicio de los intereses y ambiciones de cuatro impresentables, o apostar por personas –políticos- que sean creíbles como personas, que presenten proyectos razonables, y que se acompañen de equipos solventes.

Damián Zamorano Vázquez
Estepona Información. 22.1.2011

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