sábado, 18 de diciembre de 2010

El cornezuelo del centeno

El cornezuelo del centeno en un hongo que parasita los granos de algunos cereales, sobre todo el centeno. Produce unas potentes sustancias químicas que actúan a nivel de sistema nervioso central provocando convulsiones y alucinaciones (tipo LSD), y son además potentes vasoconstrictores que pueden provocar gangrena de las extremidades. Es también notorio su efecto abortivo, siendo para tal fin usado por curanderos y comadronas en épocas pasadas.

En ocasiones este hongo infectaba de forma masiva los cultivos de centeno, y cuando por desconocimiento o desidia estas cosechas infectadas se utilizaban en la producción de pan, se producían envenenamientos masivos que afectaban de forma atroz y devastadora a toda una población.

En la Edad Media estas intoxicaciones fueron muy frecuentes, y la enfermedad recibía nombres como fiebre o fuego de San Antonio. En aquellos tiempos el único remedio conocido consistía en acudir en peregrinación a Santiago de Compostela. La explicación es sencilla: el ergotismo gangrenoso lo producía el consumo prolongado de pan de centeno contaminado por el hongo cornezuelo. Los hospitales de la orden de San Antonio curaban a los enfermos ofreciéndoles pan candeal de trigo.

Pero no es de Medicina de lo que pretendo tratar en este artículo, sino de temas de política local.

La situación política en Estepona siempre ha sido convulsa y nuestros próceres, aunque juntitos, guapos y aseados en las procesiones del Corpus y similares, en el fondo tenían como actividad favorita la conspiración, con el doble objetivo de arrimar ganancias para lo suyos y calamidades para los contrarios.

Pero un buen día se dio un salto cualitativo en el arte de la maquinación perversa. Un político segundón y una compañera, experta en incumplir la ley de incompatibilidades, fueron –¿en avión?- a Madrid a contar a la policía que casi todo lo que se hacia en el Ayuntamiento de Estepona era pura corrupción y clientelismo. Se calcula que cuando el Málaga gane la liga se sabrá si había algo de verdad en estas denuncias, pero como efecto inmediato el ambicioso segundón consiguió hacerse con la alcaldía, hecho sorprendente siendo como era un activo coparticipe del equipo de gobierno denunciado como corrupto. Cosa de meigas, o quizás de torpeza de su partido.

Como hay elecciones municipales a la vista, nuestro alcalde ha decidido dedicarse sólo a salir en su televisión inaugurando carriles bici, besando niños y ayudando a ancianos a cruzar los descoloridos pasos de cebra. A tal efecto se ha traído un propio para continuar sus previas labores bufonescas y de intoxicación, un tal Fernando Centeno.

Este Fernando debe estar infectado por algún hongo, que explicaría las terribles alucinaciones que padece, tal como considerar a Valadez como el mejor alcalde del universo, creer que un crédito leonino era la salvación de los empresarios locales, y confundir un pelotazo urbanístico con una universidad.

Pero el mayor peligro de este Fernando es su capacidad intoxicadora. Aunque por ahora se ha especializado en difamar notarios, es de esperar dada su esperpéntica progresión en la mentira injuriosa que culmine su labor intoxicando a todo el cuerpo social de Estepona, provocando una gangrena afectiva y de comunidad de intereses de mayor calado que las que provocaba el cornezuelo del centeno.

David Valadez y Fernando Centeno padecen una seria enfermedad ética y social. No hace falta que hagan el camino de Santiago para curarse. Es más fácil. Basta con que se alejen del mal que les provoca su enfermedad, la política, y vuelva a las honradas profesiones que tenían antes de dedicarse a enredar a los demás con alucinaciones e intoxicaciones. Les pido a ambos que recapaciten y decidan si les merece la pena vivir envenados y envenenando, si no sería mejor alguna vez dedicarse a la verdad y no vivir dedicados a la mentira permanente. Es una vida ruin. Resumiendo, Fernando y David, iros a freír puñetas.

Damián Zamorano Vázquez

Estepona Información. 18.12.2010

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