Fichas policiales

En el año 1978 tenia 22 años, y me fui de Málaga a Madrid para hacer la especialidad de Endocrinología en la Fundación Jiménez Díaz. Viví unos meses en casa de un familiar, pero luego alquile piso en calle García Paredes, piso de soltero como corresponde a los niveles hormonales de los veinteañeros. Yo entonces militaba en la CNT, y como era de rigor a acudí a la manifestación del 1 de Mayo. Horas después de su finalización me acercaba a mi casa en calle transitada, cuando un redada policial atrapó a los deambulantes, mezcla muy variopinta de la fauna urbana, pues incluida unas chicas de alterne que posteriormente envidiamos todos pues fueron las únicas que pudieron fumar en lo que sigue del trance. El caso es que estuvimos 3 días en los calabozos de la DGS en la Puerta de Sol, y finalmente un juez nos dijo que nos fuéramos que no había nada contra nosotros. Muchos años después me enteré por fuente directa que las detenciones masivas eran consecuencia del asesinato de un inspector de policía aquel día en Madrid, lo que extremó la diligencia policial. Nada que objetar.

Esta anécdota la olvidé. He realizado en mi vida muchos viajes al extranjero, sin problemas ni comentarios. Curiosamente, tras los atentados terroristas del 11-S, al hacer mi siguiente viaje a EEUU el policía de aduanas me preguntó si seguía viviendo en calle García Paredes, indicativo de que tenia una ficha policial abierta por lo ocurrido en mayo de 1978. No le di ninguna importancia, ni he tenido ningún problema para viajar entonces y después a EEUU.

Preocupado estaba yo de ser un “don nadie” por no salir en los papeles de Astapa, pero por fin he salido en lo último publicado. Sale en el sumario de Astapa mi ficha policial, lo que la policía sabe de mí. “Vive en calle García Paredes 11, Madrid. En 1978 detenido por calumnias y faltas contra el orden publico”. Pedazo de investigación policial diría el castizo, sale mucha mas información mía en el buscador Google de Internet.

Estas líneas no son para comentar lo que me ha hecho reír un rato. El problema es que las conclusiones policiales de Astapa están rellenas de errores o simples suposiciones, sin constatar los hechos, y si, como ocurrió en mi caso, estas fichas no se rectifican. ¿Cómo explicara Francisco Zamorano a sus nietos que es falso lo escrito en Astapa, que tiene dos madres, dos esposas y roba sobrinos y cuñados a los demás?. Los nietos no lo creerán, pues escrito está en ficha policial y por tanto es verdadero. Más doloroso es el error policía en la identificación de padre y hermanos de Manolo Reina, elevando de forma injusta una sospecha de archimillonario y por tanto astapable de lujo.

Pero a pesar de la chapucera investigación policial, los innumerables errores y las múltiples acusaciones basadas en sospechas y no en hechos, al final la última palabra esta en las manos del juez. Disculpo todo. Lo que no puedo disculpar es la infame campaña de calumnias y juicios paralelos lanzada por la prensa contra los imputados. No hay principio ético de la profesión periodística que no haya sido vulnerado. Penoso cuando el cuarto poder (los periodistas) tiene también el poder político local. El problema es que con la actitud de la prensa ya da lo mismo la verdad que la mentira, todo vale en este fango de intereses. Al final solo cabe confiar en la justicia para que ponga a cada cual en su sitio, separe justos de pecadores, separe corrupción de irregularidades administrativas. Pero que no confíen los finalmente inocentes que la prensa que los calumnió rectificará, eso es imposible, y si quieren que tengan piedad con ellos más vale que se compren un periódico o televisión. Como todas las campañas orquestadas esta de la prensa debe tener un general y unos intereses. El interés mayor es forzar la dimisión de los imputados y su rechazo por la opinión publica. Del general que dirige la campaña me callo que no quiero tener mas fichas policiales.

Damián Zamorano Vázquez

Publicado en Estepona Información el 10.10.2009